Un gran amigo mío me regala dos entradas a un evento en Gante, 11 de septiembre de 2021. Una excusa perfecta para romper la rutina cotidiana. Buscamos información sobre la obra: "A.L.I.C.E.". Es un musical. Este musical es el resultado de un trayecto internacional en el que diferentes jóvenes artistas han recibido la oportunidad de desarrollar su talento musical en un contexto profesional.
En dos semanas, este grupo de artistas, junto a diferentes coaches (coaches de verdad), buscan inspiración en las obras de Lewis Carroll: "Alicia en el país de las maravillas" y "Alicia detrás del espejo". Además, también se inspiran en Ensor, un artista belga de la ciudad de Oostende, a la hora de crear las máscaras y los trajes con los que van a abordar esta reinterpretación de las obras de Lewis Carroll. Quizás debería hablar de Ensor en algún artículo...
Yo ya me había leído un par de veces "Alicia en el país de las maravillas" y alguna vez "Alicia detrás del espejo", así que por esa parte podía intuir de qué iba a ir la obra.
Después de la actuación, me hago una pregunta: ¿Pero no es preciosa la capacidad del ser humano de hacer arte?
Es precioso sentarte, ver y escuchar y sentir y gozar una obra, y marcharte a casa con nuevas preguntas: ¿Qué parte te ha gustado más?, ¿Por qué te ha gustado tanto esa parte?, y qué buena la interpretación del conejo blanco ¿eh?... y en el camino a casa, sentir de nuevo el apetito por releer "Alicia en el país de las maravillas", y buscar más información sobre los artistas que han formado parte del musical.
Desde un punto de vista más práctico, nuestro juicio sobre si algo es arte o no, en muchas ocasiones, depende de la presencia o la ausencia de un contexto cultural.
El violinista Joshua Bell decide en 2007 dar un concierto en el metro de Washington. Joshua Bell es un reconocido y reputado violinista e incluso se ha dado el caso de que han habido personas que se han quedado sin entradas para alguno de sus conciertos junto a alguna orquesta filarmónica. 45 minutos de concierto gratis y sin asiento. Y la gente pasando por delante de él sin prestar atención al músico. Un concierto en el que haber talento musical, haylo.
Para ponerse a llorar, como Alicia. Pero viajemos por nuestro mar de lágrimas y nademos a alguna orilla en toda esta historia. Resulta que el ser humano se basa en heurísticos para dar sentido a algo. Daremos una definición sencilla de lo que es un heurístico: reglas sencillas que seguimos de manera inconsciente para reformular en nosotros mismo un "problema" que se nos ha planteado y así poder simplificar este problema de tal modo que lo podamos resolver de una manera simple y casi automática. Algunos ejemplos: Plato dulce = postre, persona con sobrepeso = come mucho.
Y ahora mezclemos heurísticos y contexto en una coctelera: En la discoteca pienso que todos vamos a ligar y en el trabajo todos vamos a trabajar. O relacionado con el arte: Todo lo que veo en un museo es arte y lo que no está en el museo no es arte: Así de simple. Joshua Bell como solista, con una orquesta filarmónica detrás y en una sala de conciertos hace música, en una estación de metro sólo escucho ruido.
El contexto juega un papel muy importante en nuestra percepción. De ahí que pueda haber gente que vaya a mear sobre un graffitti pintado en algún muro de Banksy y que sin embargo luego muchas personas paguen por una entrada en alguna exposición temporal para ver las obras de Banksy. El ser humano se cree tan independiente... y luego cae en estos pequeños fallitos tontos. En fin, sigamos a nuestro conejo blanco que nos vamos del tema.
No sólo del contexto vive el arte, escuchemos el consejo de la oruga mientras fuma. Hay un problema en marcar las distancias entre la artesanía y el arte. ¿Es el arte una capacidad específica muy trabajada y perfeccionada o hay algo más? Aunque evidentemente el arte tiene una vertiente estética, según muchas definiciones, el arte tiene algo más en común: El arte nos para en nuestra vida llena de rutina y nos hace sentir incómod@s. El arte nos obliga a pensar, reflexionar, replantearnos las cosas... Ante una manifestación artística, nos exponemos ante algo muy diferente a lo que sucede en nuestras vidas cotidianas: llenas de claridad y con un camino muy marcado a seguir que podemos continuar en piloto automático. El arte nos obliga a parar, nos hace sentir inseguros sobre lo que estamos percibiendo y nos obliga a tomarnos un tiempo para percibir lo que estamos sintiendo: El arte es ambiguo. Nos sumergimos en un mundo lleno de ambigüedad.
Y ya que estamos metidos en medio de un baile de langostas artísticas, no nos olvidamos que el arte se hace realidad gracias al artista pero también gracias al espectador. El arte no es algo en sí, sino que una obra o una expresión se vuelve arte. Todo ambiguo, ¿verdad? Por fin, un respiro de todas esas reglas y deberías que guían la mayoría de nuestras vidas.
Vayamos camino del juicio final porque sino corremos el riesgo de quedarnos atrapados en este mundo ambiguo y lleno de criaturas fantásticas y cuestiones increíbles.
Y para terminar con la declaración de Alicia: creo que es imposible terminar ganando una partida de ajedrez con alguien tan ambiguo como es el arte. Las fichas negras y blancas se entremezclan en una locura absurda en mi mente. Sigo con la duda, pero con la diferencia de que me encanta no haber podido resolver esta pregunta de ¿qué es arte? Así que seguiré buscando el arte en otras manifestaciones artísticas. Ya te contaré cómo me ha ido mi encuentro con el arte en otras expresiones artísticas. Me despierto de nuevo en el regazo de mi novia y sin ser decapitado por la Reina. Un abrazo.
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