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El refugio calentito que nos ofrece el populismo

Espero que todo te esté yendo genial en estos días de Navidad. Aquí me ves, preparado para lanzarme en un tema de los buenos. En un tema de esos interesantes. Hace unos días me compré una revista científica... y aparecía un artículo de esos que nada más ver el título en el índice, te lanzas a por él. El título: "Porqué el populismo celebra un buen momento". 

La sociedad está en constante cambio, en constante evolución, en constante desarrollo. La sociedad no para. El otro día hablando con mi madre pensé: "Cómo ha cambiado todo durante la vida de mis padres: la invención del ordenador, el teléfono móvil, las tablets, el ebook..." Y eso que mi madre vivió las radio-novelas, la llegada de la televisión con sólo un canal... Y eso me planteaba yo también: aún me vienen recuerdos de ver Calimero por las mañanas, jugar al comecocos como única elección, ir a comprar el periódico los domingos para seguir al día con una colección en fascículos sobre bricolaje... Son tremendos los cambios a los que estamos expuestos. Ayer llamábamos con un teléfono fijo bien enganchado a la línea y ahora recibo mensajes de voz en un móvil inalámbrico que me calcula hasta las calorías que he quemado en el rato que he estado andando a la panadería.

Pero el ser humano, nuestra esencia humana, mucho me temo que no ha evolucionado tan rápido. Todo ser humano sigue necesitando de "una imagen clara de sí mismo y de su lugar en el mundo". La imagen que tenemos de nosotros mismos sigue siendo algo fundamental para todos nosotros y para poder así interpretar el mundo que nos rodea, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que hacemos... Nuestra familia, nuestros amigos, nuestros círculos sociales más cercanos, las "categorías" sociales a las que pertenecemos (español, cristiano, pobre...): todo ello nos va ayudando a crear una imagen de nosotros mismos y nos aporta una información a través de la cual llegamos a unas reglas que hacen que sepamos cómo debemos comportarnos en determinadas situaciones: cómo debo reaccionar ante mi jefe si me pide echar unas horas extras, qué debo hacer si viene un invitado de imprevisto a mi casa...

Gracias a toda esa seguridad de saber cómo me debo comportar en cada momento, nos podemos permitir sin ningún problema vivir casi en un contínuo piloto automático. Nos podemos anticipar a las situaciones, sabemos qué tenemos que hacer, decir... 


Pero imagínate un mundo inseguro, lleno de incertidumbre, en el que no sabemos quiénes somos ni el lugar que ocupamos dentro de la sociedad, en el que no sabemos cómo relacionarnos con los demás (vaya, un mundo muy similar al que tenemos ahora). Un mundo en el que aparece la dominación del estrés, el miedo, el agotamiento mental y la pérdida de control sobre todo lo que sucede a nuestro alrededor. 

Un mundo en el que finalmente muchas personas se agarran a las palabras de líderes autoritarios que dicen cómo nos tenemos que comportar y qué tenemos que hacer, que es lo que está bien y lo que está mal. Un mundo en el que se buscan respuestas en ideologías cada vez más radicalizadas y en el que muchas personas confían en que la solución es el regreso de un pasado ideal y tintado como glorioso. Por miedo a los cambios, a un mundo en constante evolución, por miedo al otro y a las ideas del otro... nos agarramos fuertemente a la "homogeneidad" de lo que conocemos, de nuestro grupo. Y aquí entra en juego lo de buscar información que confirma mis ideas, lo que yo pienso y creo. O la famosa estrategia de aceptar sólo opiniones e ideas que vayan acorde con aquello que me gustaría oír. Un mundo en el que nos cerramos al diálogo. 

Y así nace el nosotros-vosotros. La diferencia necesaria para sentir que yo pertenezco a un grupo y poder identificar a todos los que pertenecen al otro grupo. Y esto llega a tener tanta importancia en nosotros que nos olvidamos de que con quien discuto es mi padre, mi madre, mi hermano, mi tío... e incluso nos llegamos a dejar de hablar. Curioso que sepamos que fumar mata pero haya muchas personas que no dejen de fumar, curioso que muchas personas con intolerancia a la lactosa no dejen de tomar leche de vaca aunque sepan que les va a sentar mal, curioso que muchas personas que saben que esta mentalidad lleva a conflictos y aun así no paren de ahondar en las diferencias, y en la herida, y a hacer más sangre...

Como en una secta (ideologías y sectas, pichi picha en mi opinión) los que forman parte del grupo se sienten unidos: comparten informaciones por whatsapp, facebook... en algunos casos son personas que no se conocen pero defienden el mismo punto de vista o ven un problema de una manera muy similar (o sacan punta a las cosas de la misma forma y con el mismo sacapuntas). Y la seguridad de que hay más gente que ven el problema como nosotros nos permite "creer" en que nuestra opinión está fundamentada, nos hace creer más en nuestros argumentos. Porque si hay gente que fuma hachís, será porque no es tan malo (o a lo mejor me equivoco...)

Nuestra forma de pensar, como seres humanos que somos, ayuda mucho a que se forme ese grupo de nosotros-vosotros. Demostrado en diferentes investigaciones está que el ser humano piensa en categorías: caro - barato, feo - bonito, bueno - malo, dulce - salado... y por una cuestión de "economía" en nuestro pensamiento tendemos a generalizar (así ahorramos tiempo). Meter en el mismo saco a fulanito y a menganito, vaya. A mezclar churras con merinas. Y nos olvidamos de al pan, pan, y al vino, vino. Y al vino blanco, blanco.

Pues bienvenido a ese comienzo de un mundo subjetivo que nos creamos en nuestra mente. Subjetivo porque gracias a esos grupos vamos a poder echar mano del "efecto halo" (Wikipedia: El efecto halo consiste en afirmaciones exageradas o irreales sobre destrezas, capacidades o atributos de una persona o de una cierta circunstancia). 

Te lo explico: Quedas con alguien del Tinder. Has tenido suerte, estás llena de entusiasmo porque ya te has imaginado que va a ser una cita maravillosa con una persona que por las fotos y la descripción de 30 caracteres te da la sensación de que es inteligente, abierto, sensual, simpático (tiene fotos de fiestas en su perfil con otros amigos), empático (tiene fotos con un perrito)...  en fin, le metemos en el grupo de "partidazo" o "pibón". Te arreglas. Vas al bar. Y es un gilipollas pervertido. Son las ostias que nos llevamos por el efecto halo.

Pues cuando nos sentamos en la cena de empresa y vemos por la forma de vestir que ese o esa tiene pinta de ser un poco... ya metemos a esa persona en un grupo en nuestra mente y de ahí que luego nos pongamos a veces con otros compañer@s a decir: "No sé por qué me da que... es un poco... y además dijo esto y aquello en la comida".
La parte mala de esta forma de pensar: partimos de un punto de partida de que "nuestro grupo o nuestra cultura es superior", empezamos a ampliar las diferencias y aquí aparece la polarización (entre malos y buenos). Y por supuesto, en un mundo que vemos tan polarizado, tan claro entre buenos y malos, nos vamos y nos rodeamos de los buenos (nadie quiere ser un loser). Al rodearnos de personas que retroalimentan nuestra imagen y nuestra forma de pensar, nos vamos anclando más en nuestra visión del mundo, en nuestra manera de relacionarnos con otros... 

En nuestro grupo y con nuestra gente nos sentimos seguros, nos sentimos bien, sabemos qué tenemos que decir, qué tenemos que cocinar si vienen a comer a casa, cómo tenemos que servir la comida, cómo hay que vestirse si quedamos a dar un paseo. Nos sentimos con mucha confianza en nosotros mismos y sabemos qué tenemos que decir para ser bien vistos por los demás. Estamos en un mundo predecible.

Y tengo que decir que también tiene su parte positiva. De hecho la evolución ha hecho un gran trabajo en nuestros genes y gracias a nuestra capacidad de seres sociales estamos donde estamos. Gracias a nuestra capacidad de poder trabajar juntos, de poder compartir ideas, de poder construir juntos... Pero, por supuesto, no hay que olvidar la cara B. 

Y aquí llegamos al punto en el que tomamos constancia de que la diversidad nos genera inseguridad. La diversidad y opiniones diferentes a las nuestras nos ponen en duda, y eso no nos gusta: estas situaciones las evitamos. Pero si se dan estas situaciones, entonces nos enfrentamos como grupo. Por supuesto, defendiendo a nuestro grupo. Y empezamos a... (mírate algún debate de esos de la tele...). Bueno, empezamos a delirar un poco. Por cierto, a nivel de tu cuerpo también se producen cambios interesantes: sube el estrés y se nota la caló.

Hay personas que quieren demostrar tanto su pertenencia al grupo que caen en un radicalismo ciego. Aquí escribí la reseña del libro de "En el día de hoy" de Jesús Torbado y hablo de ello en el contexto de la Guerra Civil española: https://pacoroijalambre.blogspot.com/2020/11/en-dia-de-hoy-de-jesus-torbado-y-mi.html. Lo curioso que comparten mucho grupos "populistas" es: La identidad que comparte el grupo no es para nada compleja y las ideas principales son fáciles de entender. Cuanto más complejo, más posibilidad de gente con opiniones que no van acorde con el grupo, más conflictos... Algo simple funciona muy bien.

Y por supuesto: "la verdad". Tiene que estar muy clara cual es la verdad que se acepta en el grupo. Las fuentes de las que beben tus ovejas están bien controladas. Y así vamos llegando a donde tenemos que llegar. Los otros son los "enemigos". Todo está muy claro para una persona que pertenece a un grupo en un mundo que objetivamente está lleno de matices. Si tu miras con unas gafas limpias, ves un amplio abanico de colores. Pero si miras al mundo con las gafas de una de estas perspectivas populistas, ves un mundo en blanco y negro.

Y cuanta + inseguridad = + populismo.  Aquí os dejo un artículo científico muy interesante: http://www.southampton.ac.uk/~crsi/Schoel%20Stahlberg%20%20Sedikides%202015.pdf. La inseguridad tiene un impacto en nuestra elección por un estilo de líder. Las personas inseguras tienen una preferencia en tiempos de muchos cambios por líderes que dicen muy claramente qué tienen que hacer: líderes asertivos, autoritarios o incluso autocráticos (los que más se apoyan en ideas muy divididas entre bueno-malo, líderes con discursos agresivos, denigrantes).

Incluso tiempos de cambios permiten que aparezcan más líderes a la palestra con rasgos maquiavélicos, narcisistas o psicopáticos (de psicopatía). Internet está siendo un caldo de cultivo en el que encontrar respuestas a nuestros miedos: Información en todo momento y tanta variedad que puedes elegir y todo. Y por supuesto, elegimos la información que nos confirma a nosotros mismos. Así, parece que estamos encerrados en una habitación en la que se repiten constantemente ecos que nos confirman lo que ya pensamos.

En fin, que nos estamos volviendo locos. Me voy a dar un paseo. Me alegro mucho de que te hayas gustado este artículo. O de que te haya disgustado. Pero espero que te sirva para pensar y replantearte las cosas. Que no se os atragante la cena con una discusión sobre política en año nuevo. Un abrazo muy grande.



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