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El túnel de Ernesto Sábato y el racionalismo de Descartes

   Casualidades o causalidades de la vida... se me juntó, por un lado, la lectura de El Túnel de Ernesto Sábato, y por el otro lado, el estudio del racionalismo de René Descartes. Seguramente, todavía no comprendas qué hay de especial aquí, pero mi objetivo es que comprendas el nexo que une a estos dos elementos distantes a lo largo de esta entrada en el blog.

   El túnel es un relato de unas 120 páginas. El libro comienza con la confesión del pintor Juan Pablo Castel de que él fue la persona que mató a María Iribarne. Un libro que te deja frío... también debido a la forma en la que está narrado el relato: neutral y distante. Una chica, María, aparece en una exposición del pintor Juan Pablo, y se queda mirando justo una escena de uno de los cuadros a la que el pintor ha dado siempre mucha importancia, pero que para los críticos pasa completamente desapercibida. Finalmente, esta muchacha termina marchándose, pero deja la semilla de la curiosidad plantada en el corazón del pintor.

   A partir de ahí, el pintor, a través de una loca argumentación logica, intenta descubrir más de ella y se decide a seguirla hasta dar con ella de nuevo. Él, hombre tímido, recorre mentalmente todas las posibilidades de encuentro que puede tener con la chica. Finalmente da con ella y a partir de aquí se darán una serie de encuentros marcados por los celos y la obsesión. La necesidad del pintor de descubrir si es "amor verdadero" lo que tiene María por él... le lleva a realizar locuras que sólo son advertidas por el lector... no por el protagonista.


   "El sueño de la razón produce monstruos" escribiría Goya en uno de sus grabados en el 1799. Las ideas francesas de la Ilustración eran de sobra conocidas por Goya, quien durante la Guerra de Independencia Española apoyaría a los franceses. Una de las bases de la filosofía moderna, y que tendría gran repercusión durante el periodo de la Ilustración, son las ideas racionalistas de René Descartes. Según Descartes, el único camino para llegar a la verdad es la razón.

   Nuestro protagonista, Juan Pablo Castel, utiliza la duda como método para llegar a la verdad absoluta. Como haría Descartes, llegando a dudar de toda experiencia sensorial, puesto que aunque sienta que estoy en un bosque al lado de una hoguera, puede ser que despierte de un sueño y realmente esté en mi habitación con mi pijama y completamente sólo. Así llega Descartes a que la única realidad indudable es que: Pienso, luego existo (Cogito, ergo sum).

   Descartes llega a dudar incluso de la existencia del cuerpo... y dice que simplemente necesitamos un alma para poder pensar, y por lo tanto, poder existir. Juan Pablo Castel duda de todo, la obsesión por encontrar el amor verdadero traspasa más allá de las emociones y las palabras que le pueda decir María... necesita una verdad absoluta de la que no pueda dudar más... y este camino de la duda crea un mundo tan inseguro en él que hace que su carácter se vuelva agresivo y mezquino. Además, el saber que su amante está casada con un ciego, complica más la historia.

   Juan Pablo busca toda argumentación lógica para intentar comprender el puzzle que tiene delante. Empieza a aparecer su lucha entre el amor que tiene por María y el odio al pensar que está con otras personas a la vez. Juan Pablo está dividido, como en la filosofía de Descartes, entre el mundo material y el mundo del pensamiento. Pero siempre gana el mundo del pensamiento, puesto que Juan Pablo existe sólo debido a su capacidad de pensar.

   El relato se retuerce. Juan Pablo toma cada vez decisiones más bruscas con la intención de hacer daño a María y de hacerla pensar... Pero las acciones retorcidas de Juan Pablo, apoyadas en argumentos lógicos, le llevan al delirio, le llevan a hacerse a sí mismo daño y a pedir perdón para luego volver a intentar hacer más daño.

   Entre medias, hay una reflexión sobre el suicidio que se me hace muy interesante. En el libro, aparece el suicidio como una opción de terminar la pesadilla en la que vivimos. Pero, sin embargo, en ese momento último en el que se empieza a creer ciegamente en la nada como solución a todo, nos entra el miedo de perder lo conocido y esos pequeños detalles de la vida en los que no nos fijamos en condiciones normales... toman una importancia decisiva para arrebatarnos la idea de terminar nuestras vidas.

   Finalmente, alguien muere en la novela.. pero no se producirá ningún suicidio. Me sorprendió muchísimo este relato... puesto que llega a mis manos en uno de los momentos en los que menos inspirado estoy tanto para escribir como para leer. Hacía mucho tiempo que no dedicaba tiempo a escribir en este blog y a sacar todos mis pensamientos...

   Uno de los detalles que más me sorprendieron de El Túnel es su humanización del asesino. Es cierto que muchas veces no llegamos a comprender el cómo una persona puede llegar a efectuar determinados actos desde nuestra perspectiva. Es muy fácil para nosotros el llegar a juzgar lo que está bien y lo que está mal... pero sin embargo, si decidimos empatizar a un nivel total... si decidimos quitarnos todos los prejuicios, toda la educación recibida... y tomamos la decisión de plantarnos desnudos frente al espejo y sentirnos el protagonista de la novela... sin nada más... ¿Cuál sería el final de tu novela?

   Este relato te lleva a enfrentarte con ese lado oscuro que todos tenemos, aunque no lo queramos ver.... y te lleva a tomar conciencia sobre hasta donde nos puede llevar la hipocondría en la que vivimos inmersos. ¿Quién dijo que tenías que ir tan lejos para ponerte a prueba? ¿Quién dijo que ya todo se sabe? ¿Quién dijo que somos tan buenos o tan malos? ¿Hasta dónde estás dispuesto a conocerte?

   Nos veremos en otra reflexión...

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